martes, 9 de marzo de 2010
Nueva reseña de Grisicitudes, de Saray Pavón, por Pedro Gollonet.
Grisicitudes. Saray Pavón.
Me llega dedicado el libro de la sevillana Saray Pavón, a quien no conozco personalmente, pero con quien comparto amistades comunes –el poeta Pedro Caldas y el fotógrafo Miguel Ángel Santos-. Tenía conocimiento de la calidad de su obra gráfica, pero desconocía su poesía y ha resultado una gratísima sorpresa.
Grisicitudes es un poemario publicado en Cuadernos Caníbales –núm. 2- y editado por Cangrejo Pistolero Ediciones, con unas extraordinarias ilustraciones de Beatriz Valera, dignas de ser acogidas en una edición más acorde con su calidad. En cualquier caso la edición de los Cuadernos Caníbales es cuidada y de esas que disfrutas en tus manos como si acariciaras las hojas escritas a mano por el autor. En tiempos en que el mundo editorial está absolutamente concentrado y dominado por grupos editoriales monopolísticos y por Premios de dudosa confianza, la iniciativa de Ediciones Cangrejo Pistolero es un regalo para cuantos amamos la poesía y estamos a la búsqueda de nuevas voces.
La poesía de Saray Pavón en Grisicitudes se revela de una rabiosa modernidad –y es un término que detesto cuando viene referido a autores que presumen de tal- y tremendamente emotiva. Decía Aleixandre que “la poesía es humanidad, si no, no es poesía” y Saray Pavón la desborda en sus palabras, sin caer en artificios; es honda, con una expresividad actual y rica, y, sobremanera, madura a pesar de su juventud. Su capacidad de transmitir emociones y experiencias es asombrosa e impropia de quien por su edad ha tenido tan poco recorrido vital, aunque esto siempre es cuestión de perspectivas y de la intensidad de las vivencias propias. Pienso que Saray Pavón no ha hecho sino comenzar un sendero de poesía viva y de calidad literaria, que debería ser objeto de atención por las empresas editoriales que, de forma principal, acogen Poesía. Ya estoy ansioso por compartir un rato de palabras con Saray y hablar del tiempo -no el meteorológico-, en el que coincidimos en nuestra poesía y sobre esa terrible sensación que sólo en Grisicitudes he leído con la brillantez de:
“….A veces tiemblo sobre la página blanca
y escribo en tercera persona para sentirme menos,
y sé que hay pies que no saben pisar la arena
y que mi corazón no cabe en un solo poema.
Saray Pavón. Grisicitudes
No queda tiempo
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.
Antonio Machado
Cuando no queda tiempo,
ni para llegar tarde,
ella baja por el río
y las escaleras.
Nos hace perdernos
de vista y tacto,
pone una mordaza
en nuestra boca,
arranca el pasado
y el presente
de cuajo.
Entonces sólo queda gente
yendo y viniendo,
subidas y bajadas
de tensión.
Entonces sólo queda el río
como mayonesa cortada,
cuerpos con tinte gris mortuorio
y el silencio de las palabras.
De Ese asunto pendiente
…………………………..
Se podría decir que he estado a punto de no conocerte
varias veces, que la huella que aquellos años de infancia
me dejaron se reduce a una esquelética numeración de fechas,
a un cúmulo de vivencias, apasionadas y contradictorias;
que ando perdida cuando todos los llantos que no lloré
me muerden, patalean contra mi cuerpo o me absorben.
A veces tiemblo sobre la página blanca
y escribo en tercera persona para sentirme menos,
y sé que hay pies que no saben pisar la arena
y que mi corazón no cabe en un solo poema.
……………………………………………..
Pariré mis versos
A Pedro Luis Ibáñez Lérida
Las ambulancias lloran
y tu voz se apaga,
pero te escucho
amortiguando mis golpes,
los tuyos.
El mundo duerme
en su carne
y en nuestros párpados.
Pero pariré mis versos
en forma de nana,
acunaré la cordura
para que no te escapes
por los agujeros
de la poesía.
Fuente: pedro gollonet. En Tierra Extraña
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