También mis ojos / Alicia Volátil
Es evidente que cuando se hacen libros bien editados no sólo entran mejor por los ojos, sino que, creamos lo que creamos, el libro tiene más esperanza de vida. En un estudio que realicé hace poco para una investigación sobre qué estrategia de comunicación pueden seguir los editores ante la llegada del formato electrónico, una de las preguntas del estudio cuantitativo era si se daba importancia (mucha, alguna o ninguna) a la maquetación y al diseño de un libro al adquirirlo: el 52 % de los entrevistados respondió que "alguna", el 38 % que "mucha" y el 10 % que ninguna.
Hace poco adquirí por primera vez dos libros de poemas de El Cangrejo Pistolero Ediciones y me quedé gratamente sorprendida. El primero fue También mis ojos, de Laura Rosal, un libro dentro de la colección Cuadernos Caníbales que lleva preludio de Andrés Neuman e ilustraciones de Erika Espinosa. No conozco a Laura personalmente, pero nuestras biografías dicen que las dos nacimos en Jerez de la Frontera (Cádiz) y hace unos meses supe, de casualidad, que estudiamos en el mismo colegio público. Los ocho años de edad que nos diferencian (voy haciéndome mayor) deben ser el motivo de que todo me resultara una sorpresa a estas alturas. La poesía de Laura es una poesía abierta a la vida, que sufre y sangra y es consciente y lo celebra. El libro se abre con una cita de Anne Sexton: Welcome, roots. El color rojo, la lluvia, la noche, el dolor, el cuerpo... envuelven sus versos como si ella temiera ya, tan joven, algo de la vida o de ese paso del tiempo que tantas preguntas arranca en muchos de nosotros. Subrayé este poema que va precedido de otra cita de Marguerite Duras:
Mis ojos también tienen veinte años,
Mi cuerpo
No.
Mis ojos no están.
Laura Rosal - También mis ojos (Cuaderno Caníbal nº 3 - Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010).
El otro libro fue Alicia Volátil, de Sofía Rhei. Tiene prólogo de Amalia Iglesias e ilustraciones de Ignacio Vieming, Lewis Carroll y la propia autora. Tenía muchas ganas de leer algo de Sofía Rhei (hasta ahora no había conseguido un libro suyo), y me ha encantado descubrir a esta autora (éste es ya su cuarto título). En primer lugar, las ilustraciones y el diseño en general del libro me parecen preciosas, pero es que el poemario viene acompañado de unas gafas para leer en 3D, como aquellas que úsabamos de pequeños, de cartón con un plástico rojo y otro azul, para leer, según se mire, versiones distintas de cada uno de los poemas. Para conseguir esto es evidente que hay que tener mucha imaginación y una creatividad aguda. La contraportada del poemario reza: "1. Abra el libro. Recorte y póngase las gafas. 2. Cierre uno de sus ojos. Lea un poema. 3. Cierre el ojo contrario. Vuelva a leer el mismo poema. 4. Abra los dos ojos. Lea el poema en su tercera dimensión".
Alicia Volátil es otro libro objeto, una historia invisible dentro de otra, una película en formato papel que Sofía Rhei ha creado con cuidado y con magia, una poesía astuta y que se rebela: A veces en mi piel brota un resplandor que no sé cómo esconder,// su sonrisa se ha quedado separada de su cuerpo,/ pero dentro del mío.// Cada diente es una bala alojada (del poema Alicia contra el gato). Alicia no es la Alicia que ustedes conocen, es una Alicia que esconde, bajo la música, un mundo nuevo. Ocultar una Alicia entera es mucho más difícil/ que esconder sólo una parte (La Alicia que asiente). Una poesía de una autora a la que seguiré leyendo y buscando, sin duda. Un mundo creado sobre otro en páginas de colores, sabiendo bien cuáles son, con frecuencia, los límites del juego:
Su centro es blanco, pero...
Tiene infinitos matices, este abanico
hecho de pétalos de crisantemo
que se van deslizando
desde los púrpuras amarillentos de los golpes en la espinilla
hasta los blancos verdosos de la migraña,
del rosa intenso del triángulo del vientre
hasta el desesperante azul ciego de la traición.
La humillación es una bilis pálida en los márgenes.
La desgracia de los enemigos es aromática vainilla negra.
El desamor tiene el gusto pastoso de la ceniza en la boca.
El dolor es multiuso,
por eso todos los pétalos
terminan en agujas.
Sofía Rhei - Alicia Volátil (Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010).
Reseña en El futuro tiene forma de huracán
1 comentario:
Lo de la ceniza en la boca como metáfora del desamor no es original de Alicia Rhei. Ya lo utilizó recurrentemente Mika Waltari en Sinuhé, el egipcio.
Publicar un comentario