La libelula que galopa
Si no sé qué hacer galopo hasta perderme.
(Laura Rosal, También sus ojos)
Subió cuatro tramos de escaleras hasta llegar a mi cueva, arrastrada por una mano amiga, y lo primero que hizo fue sacar su cámara de fotos. Objetos, gestos y recovecos le parecieron merecedores de su disparo. Le pregunté si quería agua, porque hacía calor, pero ella pidió un té caliente, sin leche y sin azúcar. Laura Rosal no es sólo ojos, por mucho que los suyos sean bellos, por mucho que su primer libro de poemas se titule También sus ojos (Cangrejo Pistolero Ediciones), por mucho que componga versos también a través de la fotografía. Cuando por fin llegó hasta mi puerta me percaté de su altura, y me fijé en sus medias blancas de canalé y sus zapatos negros.
Acaba de cumplir 23 años, y su obra (http://bleueoiseau. blogspot.com/) formará parte de la antología que prepara La Bella Varsovia sobre su generación: Tenían 20 años y estaban locos (http ://estabanlocos.tumblr.com/), una compilación de poemas seleccionados por la escritora almeriense Luna Miguel, con quien Laura Rosal comparte piso en Madrid, y acompañados por las ilustraciones de Betty Blue.
“Queremos moverlo por festivales”, anuncia Laura, quien desde que en 2010 publicara También mis ojos no ha dejado de participar en recitales poéticos, empezando por un enclave oficial, el Festival Cosmopoética. Hace dos semanas estuvo en Soria, durante la feria del libro, y la semana pasada en el ya mítico Diablos Azules de Madrid, recitando junto a David Leo García, María González y Fernando Sabido, entre otros.
Dicen las buenas lenguas que Laura Rosal escribe incluso mientras está en el baño, acto que le acerca al poeta chileno Mario Santiago Papasquiaro, de quien Roberto Bolaño dijo que leía hasta en la ducha (el novelista encontraba sus libros siempre mojados). Dicen también que antaño desayunaba con el Manifiesto Dadaísta, pero ella lo desmiente. Ella es su fetiche, su libélula tatuada en el brazo, las libélulas en la portada de su libro, magníficamente ilustrado por Erika Espinosa, en una colección, Cuadernos Caníbales, con la que la Editorial Cangrejo Pistolero apuesta por voces jóvenes.
“Cambié por completo lo que tenía, hice muchísimo recorte de lo que había escrito hasta el momento cuando Cangrejo Pistolero me propuso publicar el libro”, explica Laura, quien se define a sí misma como una persona “no muy echada para adelante”. Sin embargo, ha trabajado de redactora en prácticas en varios diarios andaluces, ha publicado un libro de poemas, ha recitado por diversas ciudades, ha sido la fotógrafa oficial del ciclo de poesía Las Noches del Cangrejo y del II Festival internacional de Perfopoesía de Sevilla.
Más: una beca Séneca le permite terminar la carrera de Periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. ¿Cómo se ve ella en el futuro? “Me interesa el fotoperiodismo y el periodismo cultural y cada vez menos la actividad periodística en sí, me gustaría ser reportera gráfica”, cuenta.
© Rebeca Yanke
Fuente: losnoveles.net
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