
Y llegaron los pájaros azules, posados en sus árboles de sombra. Llegaron a Madrid, a la Sala Triángulo, en la maleta de un Cangrejo Pistolero. La noche estaba fría; la lluvia conspiraba contra el puente de la Constitución, contra las ganas de salir de casa y contra los sucios cristales de la ciudad cansada. Pero la sala se llenó de caras, algunas conocidas con sonrisas amigas, otras redescubiertas y otras nuevas. En el café teatro se instaló un agradable calor de poesía y de conversaciones y todo estuvo listo para hacer que los pájaros volaran...
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EL VALS DE LOS ELEFANTES
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