Entrevista con el escritor Javier Manzano Franco, que acaba de publicar en la editorial Cangrejo Pistolero un libro dedicado a su obra.
Fue hace cuatro años, durante un curso sobre literatura y bohemia impartido por la profesora Marta Palenque, cuando Javier Manzano Franco (Sevilla, 1987) oyó hablar por primera vez de Pedro Barrantes. Todavía no sospechaba que dedicaría su tesina a este autor, ni que sería el encargado de reivindicarlo cuidando de Delirium tremens, colección de poemas de 1890 recientemente reeditada por el sello Cangrejo Pistolero.
«En aquel curso se nos habló sobre una serie de poetas cuya obra se encuentra totalmente marginada del canon, y del todo desconocida hoy», recuerda Manzano. «Barrantes fue el que me resultó más llamativo por su temática macabra y provocativa. En una segunda lectura, me di cuenta de que es uno de los más tempranos modernistas y un responsable importante de la introducción y popularización de diversos motivos y estilemas de la nueva corriente poética».
Un modernismo, dicho sea de paso, que difiere notablemente de los de Rubén o Juan Ramón. «En Barrantes y en los bohemios encontramos un decadentismo muy crudo y casi expresionista, debido a su experiencia directa, no libresca, con la miseria de la calle, el alcohol y la droga», explica el estudioso. «También este contacto directo les hace especialmente sensibles a los problemas de corrupción del fin de siglo que culminan en el Desastre del 98, por lo que encontramos en ellos igualmente un despunte de lo que más tarde llamaremos poesía social. Ya desde su título, Delirium tremens implica una inequívoca actitud de provocación a la sociedad burguesa de la Restauración».
Por otra parte, las lagunas existentes sobre la vida y milagros de este poeta, supuestamente nacido en León, lo hacen todavía más atractivo. «A día de hoy seguimos careciendo de una foto o de un retrato suyo, y tampoco he encontrado por el momento huella alguna de él en los registros civiles. He tenido que hacer su biografía a partir de su aparición en la prensa de la época, limitándome con el resto de datos sobre su nacimiento, ascendencia, infancia, etc. a plantear hipótesis que espero puedan ser confirmadas pronto con el avance de la investigación», agrega Manzano.
«Pienso que, prácticamente hasta hoy, casi nadie se ha tomado la molestia de hablar seriamente de Pedro Barrantes como creador de una obra poética que, independientemente de su calidad en comparación con los grandes genios del Modernismo hispánico, gozó de una popularidad innegable en su época», prosigue. «En la inmensa mayoría de los anecdotarios y memorias consultados Barrantes aparece como protagonista de cuadros costumbristas sobre la bohemia y de caricaturas, y todo el esfuerzo del autor se centra en ridiculizarlo sin haberlo leído siquiera. Solo hay una excepción: al aparecer la segunda edición de Delirium tremens en 1910, el crítico José Alsina realiza una rigurosa reseña del libro en la portada del periódico republicano El País, tratándolo como poeta y no como personaje estrafalario».
Manzano, que con el alias de Javier Gato lleva publicados dos poemarios –Diario de un gato nocturno y 72 demonios– no teme que las horas dedicadas a Barrantes contaminen su propia producción. «Cuando empecé a investigar sobre él, en el invierno de 2010, había terminado 72 demonios, y pensé en un tercer proyecto que me serviría para ir alejándome del decadentismo. Ahora acabo de embarcarme en un cuarto proyecto que sí se deja escribir mejor, y en el que ya no hay huella alguna de bohemia, noche ni malditismo». La tesina Bohemia y periodismo en la configuración del Modernismo español: Delirium tremens de Pedro Barrantes, defendida el pasado julio, obtuvo la calificación de Sobresaliente.
Fuente: El Coreo de Andalucía
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