Por Leoncio González
Terreno fértil. Un ámbito poético
VVAA
Cangrejo Pistolero Ediciones
Sevilla, 2010
200 páginas
Aquellos que piensan que el mundo editorial, tal y como lo conocemos,
desaparecerá en aras de una nueva ola de aparatejos cósmicos, han
dejado pasar la posibilidad de que lo que puede pasar es, sencillamente,
que los modelos cambien. La llegada de los formatos digitales aplicados
a la música erradicaron magnetófonos y discos giratorios de los
mercados, es verdad, pero, pasados algunos años de la revolución, han
vuelto las tiendas especializadas en las que se comercializan, y se
cotizan a altos precios, negos discos de vinilo. Ayer desaparecían las
películas de triacetato, pero hoy algunos escaparates están llenos de
modelos mecánicos, de lo que ahora llaman lomography, y que no es otra
cosa que analógicas vueltas al pasado.
En el mundo de la literatura (me arriesgo a vaticinar esto) que
desaparezca el libro en formato papel es una cosa que está muy lejos de
suceder. Porque la tecnología incluso ha posibilitado que las tiradas
editoriales se hagan casi a la carta, con lo cual el lector de papel
seguirá comprando libros para alimentar sus estanterías.
Me ha llegado un ejemplo claro. La editorial sevillana Cangrejo
Pistolero Ediciones ofrece papel y volúmenes novedosos, cuidados, casi
de coleccionistas.
Una muestra: el libro Terreno Fértil, Un ámbito poético (Córdoba 1994-2009). Se trata de una
interesante colección de poemarios de autores andaluces nacidos entre
1965 y 1979, compilados y editados bajo el criterio de Eduardo Chivite y
Antonio Barquero. Esta antología se torna algo más que un simple
recuento de versos publicados. Es, según se desprende de su propia
lectura, y ya desde el título, un existir en una poética, en un tiempo y
en un espacio determinado.
A nosotros, aquí, en medio del mar Atlántico nos queda algo lejos la
poesía contemporánea cordobesa,;quizás porque nos queda un poco lejos la
propia península o quizás porque lo que se ha alejado, en este mundo
globalizado, es el espíritu de conocimiento de otras voces, de otros
ámbitos –que diría Capote. Esta es una buena alternativa para ir
acortando esas distancias y conociendo autores de interesante peso
poético. De no haber sido reunidos en esta edición, y comercializados de
esta manera, sería casi imposible acceder a un inventario tan
exhaustivo. Algunos nombres ya suenan en el panorama nacional, tal es el
caso de José Luis Rey –que ganó el Gil de Biedma y el Loewe- o Vicente
Luis Mora –habitual de la editorial Pre-Textos-; a otros se les ve más
verdes, pero apuntan firmemente hacia una madurez sazonada y sabrosa
como Ignacio Gago, o hasta brutal como Sara Toro. Por el camino quedan
versos exquisitamente escogidos anidados en páginas magníficamente
editadas.
Por último, la edición se torna preciosa: impresa en papel de
diferentes colores y con ilustraciones magníficas de Pilar Roca. Un
placer para los sentidos. Un lujo para los bibliofilos: cosas así son
imposibles de vender en un aparatito.
Fuente: Los libros que leí
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