Más que una manifestación de su vida o una pasión que marca sus días, para José Daniel García, la literatura y muy especialmente la poesía son una forma de ver el mundo. De ahí pasa a expresarse en el verso, pero nada de lo que le pasa en su vida es ajeno a ella. «Mi visión del mundo siempre ha sido una traducción poética», afirma quien tras haberse enamorado de la lírica de adolescente es hoy uno de los más sólidos valores jóvenes de la poesía en Córdoba, con tres libros publicados, dos premios importantes, una estancia en la Residencia de Estudiantes de Madrid y la presencia en antologías de la literatura actual.
Aunque comenzó leyendo en el instituto a clásicos como Miguel Hernández o Antonio Machado, quien le ayudó a tomar el rumbo fue el poeta Pedro Roso, profesor de Literatura suyo al hacer el antiguo COU. «Fue mi maestro y me enseñó a otros poetas», recuerda, aunque también quedó impactado por las lecturas que le sugirió Pablo García Casado. «En mi vida he querido ser muchas cosas y contradictorias, lo que me sigue fascinando, pero la poesía es lo que me ha mantenido constante», afirma.
Su formación no fue distinta a la de otros jóvenes que luchaban por ser poetas: convivió con Juan Antonio Bernier, Juan Carlos Reche o Raúl Alonso, aunque no se considera producto de los talleres.
Asegura que concibe la literatura «como un acto de honestidad» y no tiene reparos en afirmar que tampoco hay que tener prisas para sacar un libro a la luz. «El primero tardé cinco años en escribirlo. No tenía prisa». Sin embargo, «El sueño del monóxido» se hizo con el Premio Andalucía Joven en 2006. «Nunca tuve prisa por salir, porque creo que se confunde mucho el ser con el estar».
En 2008, tras una decepción en su anterior trabajo como gestor cultural, se hace con el premio Hiperión, concedido por la prestigiosa editorial poética, con el libro «Coma». Y en ese mismo año logra la beca en la Residencia de Estudiantes de Madrid y allí escribe la última de sus obras, «Estibador de sombras».
Frente a la insistencia en las industrias culturales, José Daniel García no puede presumir de tener el futuro resuelto, ni de poder tenerlo con su vocación creadora. Está desempleado, aunque es diplomado en Ciencias de la Educación y licenciado en Humanidades y tiene experiencia en gestión cultural. En su voluntad de esperar para publicar está la llave para poder escribir lo que quiere, «sin sacrificar el discurso plegándose a las modas o a un tipo de discurso imperante».
Pulso con uno mismo
José Daniel García está orgulloso de que no ha necesitado para publicar ningún «extra literario», lo que son «las relaciones de poder, las ganas de figurar». Antes que eso está crear un buen producto. Por eso insiste en desvincularse de las instituciones públicas, algo que además le ha dado un buen resultado. «Lo importante es crear un público, que quiere escucharte y al que le interesa tu obra», cuenta, mientras es consciente de que la poesía «siempre será minoritaria». Aún así, el pulso del poeta «es con uno mismo».
Su obra no ha pasado desaparecibida: el poeta y crítico Luis Antonio de Villena lo incluyó en una antología titulada «La inteligencia y el hacha», en la que reunía a los mejores autores emergentes de España, y donde llamaba la atención la presencia de cordobeses.
Su visión de la Córdoba cultural no es complaciente: «Hay que trabajar mucho si se quiere conseguir la Capitalidad, porque San Sebastián tiene un proyecto muy sólido». Ve gente «muy preparada, de la que la mayor parte se acaba yendo», pero también «una falta de formación cultural mínima», y sobre todo a un grupo de gente «que se sube al carro de la cultura» con la excusa de 2016. ¿Industria cultural? «Una de las cosas fundamentales que tiene que hacer es crear un tejido. No puede haber fuegos artificiales y hacer actos con un montón de dinero, que nadie se acuerda después de ellos. Beneficia más formar a artistas y gestores culturales». Aquí está también el riesgo: «Cuando la cultura está controlada exclusivamente por la política se busca un rédito a corto plazo». ¿Conclusión? «Cuando quiero hacer algo, miro más allá de Despeñaperros».
Fuente: ABC córdoba
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