Antología imprescindible, si lo que quiers es mirar al Sol, y no quemarte.
Marga L. Morales
TÓMBOLA
Camina la niña
como si los días se pudieran
guardar en el bolso:
"Busco licencia para hacer portátiles mis ojos",
desinflando un cactus sus recuerdos:
"¿Podría instalarme un interruptor en el alma?";
automático el paraguas al llorar
heladas las lágrimas tras sus cuatro capas
nieve que derrite el orgullo sin regar.
Camina la niña
como si sólo existiera una manta
pelea cada noche por alcanzarla
alzando las manos al blanco techo
como si el cielo fuera a ser siempre negro,
cosiendo las nubes a sus ropas
por si el algodón de su almohada roban
los fumigadores del instinto materno;
óvulo de plástico resentida la semilla
ternura comprimida contaminada la carne
derechas las curvas la frialdad como docente.
Carmen Gusanillo
Sesión continua (el cine de verano)
Adivina quién viene a cenar tomates verdes fritos la noche de la iguana:
el bueno, el feo, el malo, Indiana Jones y la última Lolita.
El vecino del quinto, con faldas y a lo loco,
pudo reinar, pero sabia demasiado.
A pleno sol dos hombres y un destino rigurosamente vigilados
las prefieren rubias.
El tercer hombre, sólo ante el peligro, recuerda
las amargas lágrimas de Víctor o Victoria
(ese oscuro objeto del deseo) que el viento se llevó.
Haz lo que debas el día de la bestia que mece la cuna.
La gata sobre el nido del cuco
vestida para matar con la chaqueta naranja metálica y mecánica,
toma el dinero y ciento un diamantes para desayuno.
¡Qué noche la de aquel teléfono rojo en el silencio de las galaxias!
Baile básico, fiebre de los sentidos, atracción del sábado,
imperio de los vampiros, instinto fatal…
los corderos bailando con lobos el último tango en mi hermosa lavandería,
los poetas muertos entre las flores al borde de un ataque de nervios.
Victoria Moreno
GIVE ME
Dame un abrazo,
de ésos, de los que no sabías
cuánto los ansiabas
hasta que los recibes.
Dame un beso,
de ésos, equivocados,
sin intención o repercusión alguna.
De ésos, fugaces,
que despiertan el oscuro día.
Dame una caricia,
de ésas, rápidas y furtivas,
debajo o encima de la mesa.
Dámelo todo.
Pero no me digas fecha ni hora alguna.
La muerte recae en lo estático y monótono.
Dame la sorpresa de estar viva.
CANGREJOS AL SOL, edición al cuidado de Nuria Mezquita y Antonio G. Villarán. Ilustra Angelino Carracedo. Colección Pequeños Tesoros del Reino de Taifas, Nº 0.Cangrejo Pistolero Ediciones, 2010.
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