martes, 18 de mayo de 2010

Poeta y no poetisa: entrevista a Laura Rosal, por Luna Miguel. KOULT


Poeta y no poetisa: entrevista a Laura Rosal


Laura Rosal es madre a los veintidós años: madre de esa criatura azul llamada También mis ojos (El Cangrejo Pistolero, 2010), un conjunto de poemas que bailan entre la voz de Blanca Varela y la Miriam Reyes de Bella durmiente. Sensual. Sexual. Visceral. Sola ante el espejo de la palabra Laura nos conmueve y nos lleva de la mano por sus no-lugares. Por sus imágenes predilectas. Por su cuerpo de poeta. Nunca poetisa.

Dicen que todas las mujeres/poeta escriben igual. Tú eres mujer y eres poeta. ¿Me podrías explicar “a quién” escriben igual?

¿Quiénes lo dicen? Ellos. Yo creo que los que comentan eso confunden el hecho de que existan ciertos símbolos, o un tono determinado que pueda ser constante en la escritura femenina; no como una repetición, sí como “lugares comunes”. Si una mujer escribe sobre su anatomía, es obvio que emplee ciertos términos, aunque no se reduzca solo a eso. Decir que todas las mujeres escriben igual me parece una crítica muy pobre (y entonces se podría decir lo mismo de la escritura masculina). Aún así, que me aclare alguien qué tienen de igual Elena Medel, Sylvia Plath y Cristina Peri Rossi. Por decir tres al azar, mujeres y poetas.

Y sin embargo es cierto que las mujeres suelen coincidir en cuanto a influencias, véase Alejandra Pizarnik o Sylvia Plath. ¿Cuáles son las tuyas?

Las dos que mencionas son de mis favoritas. Más: Safo, Alfonsina Storni, Anna Ajmátova, H. D., Emily Dickinson, María Victoria Atencia, Chantal Maillard, Jane Kenyon, Carmen Jodra, Blanca Andreu, Luisa Castro, Miriam Reyes, Ana Gorría, Maite Dono y un largo etcétera. También me gusta mucho la poesía china y japonesa, como la de Lan Ling.


Dejando a un lado poetas muertas. ¿Cómo ves el panorama actual? ¿Qué esperas de las poetas de tu tiempo?

Lo que más me llama la atención de la actualidad es que está surgiendo mucha gente nueva, y muy joven, que además, cuentan con el apoyo editorial para publicar por primera vez sin necesidad de ganar un premio literario o tener una trayectoria consolidada. Hace unos años no se daba tanta salida a las nuevas voces. De las poetas de mi tiempo, espero lo que llevo viendo hasta ahora, que no se conformen nunca, que más que alzar la voz, rocen la afonía.

¿Y de ellos?

Exactamente lo mismo.

El mundo está dividido en dos bandos: están los que defienden la palabra poeta y los que defienden la palabra poetisa. ¿Tú de quién eres?

Poeta. A mí, personalmente, poetisa me suena cursi y forzado, e incluso creo que arrastra cierta carga despectiva. Palabras de Unamuno: “¿Poetas esos narcisos que hacen juegos malabares?/ Poetas no, poetisos“.

Además de poeta eres fotógrafa. ¿Qué surgió antes?

La poesía es algo más reciente para mí. Escribo mucho, desde no recuerdo cuándo, pero con la poesía no me atreví hasta hace unos tres años. La fotografía empezó como un juego cuando era pequeña, pero a partir de los 14 años comencé a tomármelo en serio. A convertir el juego en mi forma de vida.

Como bloguera, explícame qué te lleva a escribir un post: una experiencia, un mensaje secreto a alguien, ¿autopromoción?

Las tres cosas. Nunca he utilizado el blog en el sentido estricto de diario, aunque a veces cuente las actividades -recitales, entrevistas, viajes- relacionadas con mi actividad poética –autopromoción o autopublicidad-; y en otras ocasiones, cuente experiencias cotidianas, fotografías de mi día a día, versos en clave. Aunque procuro no exhibirme demasiado, quedarme en la insinuación, sin llegar a mostrarme íntegra.

Internet, sí, pero entonces ¿por qué el salto al papel?

Del salto al papel tienen “la culpa” mis editores, que fueron los que me propusieron publicar. De hecho, antes me costaba mucho mostrar lo que escribía más allá de la pantalla del ordenador. Internet está al alcance de todos, y es cierto que te expones a gente de cualquier sitio. Pero un libro, como objeto físico, significa que alguien te puede guardar en su bolso, en su estantería, llevarte consigo en cualquier momento, acariciar tus palabras. Sentir tu poesía de un modo diferente. Y eso, al principio, me aterraba.

El Cangrejo Pistolero es una de las editoriales que más prestigio ha ido tomando poco a poco, no sólo por sus ediciones, sino porque son de los únicos que se han atrevido a publicar a gente tan joven. Sin embargo, para futuras publicaciones, ¿en qué editoriales te gustaría habitar?

Sinceramente, no he pensado aún en eso. Pero no me importaría volver a publicar con ellos.

¿Cuándo surge También mis ojos?

Surge en el otoño de 2008, en un primer momento, bajo el nombre de También mis ojos tienen veinte años, un verso de Pizarnik. Compilé una serie de poemas, en un principio sin una coherencia clara entre ellos, pero en primavera abandoné el proyecto. Y volví a él en el otoño de 2009, segura de querer hacerle sufrir una metamorfosis absoluta. Creo que sobrevivieron tres poemas del anterior libro.

Tu poemario bebe de poetas como la ya mencionada Pizarnik. ¿Estás cansada de esta postura estética? ¿Qué línea crees que seguirán tus próximos escritos?

Lo único que me cansa es que me puedan encasillar en algo. La forma de escribir no la preparo, no la preveo, no me fijo ningún camino que seguir, no me impongo ninguna regla. En También mis ojos probablemente abuse del cripticismo y de los símbolos. En los próximos poemas quizá intente ser algo más explícita, y no esconderme tanto en el lenguaje.

Hemos hablado de poetas. Pero ¿la música? ¿nos dirías tres de los grupos que acompañaron a la creación de tu primer libro?

Tres grupos: The Cure, The Smiths, Air. Tres cantantes: Elliott Smith, Cat Power, Benjamin Biolay. Tres pianistas: Erik Satie, Philip Glass, Michael Nyman.

Y tres películas.

La doble vida de Verónica, Sans soleil, y After.

Y tres personas.



También tus ojos, ¿y qué más?

Y mi pulso. Y mi voz.

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Catálogo Cangrejo Pistolero Ediciones, junio, 2010. Nº, 1.