viernes, 27 de junio de 2008

Todo lo que está mal. Impresiones del desbordamiento. Poema de SAFRIKA



Subarrendar los dedos, andaba por aquí, estremecida quién sabe
qué tiempo hará mañana y si traerse los nudillos políglotas y sucios
de tantas paredes y tan bastardas. Quisiera hacer un poema
tan triste que no pudieras evitar llorar, entiendes. Que te sacaras del pecho
la víscera y la pusieras sobre la mesa. Desmerecer mis llamadas es cosa
de tontos, el amor no se sustenta ya, tendría que hacer más cosas, lanzarme
al lesbianismo promiscuidad emocional,
qué se yo viajar a Bolivia de una vez por todas, claro que aquí
no iba a quedarme, ayer por la noche se me hacía pesado, pensar en levantarme
hoy habiendo
perdido tu amor, habiendo roto el hielo con una paja, qué se yo, a veces
soy necia y oscura, con mucha sombra dicen algunos, curtida en el amor qué gracia
(aquello, sabes, no era amor)
el caso es que he soportado la habitación con pestillos y la caída libre, golpes y
venganza, sangre y cigarrillos quemando la piel, pesadillas y violencia, he visto como
arrancaban una ventana (sí, una ventana) de cuajo y la estrellaban contra una pared
el cristal estallando luego bajo las suelas de las zapatillas, cristales después de meses, en
cualquier parte, y he llamado al ciento doce para evitar una agresión y he sido agredida
y vilmente tratada vapuleada hasta la extenuación y he vapuleado y sangrado y hecho
sangrar y he querido vengarme y morirme y matar y de todas formas aquí sigo, sé que
todo eso está mal. Para mí ya pasó, no sé, le puede pasar a cualquiera, uno cree que alguien
que vive así no tiene voluntad o mejor se la han robado. Autolesión y límites, todo bajo el mismo
techo.

En posición erguida y fumando un cigarrillo bajo un árbol veo pasar a toda ésta gente
y no veo nada, el dolor está dentro, uno mordería sus entrañas para librarse de él, como un animal
tanteando al enemigo, atacando al enemigo.

Una vez escribí que sólo soy una pobre chica perdida, y la verdad es que no recuerdo lo que era
entonces pero ahora sé que hay una parte de mi muy valiente y decidida,
a saltarse todas las normas
a recomponer lo que está roto, a pegarse con cualquiera.

Si ustedes viajan en la extenuación y el aire que no pasa, si sienten que de pronto
han movido su suelo bajo los pies y pueden aún así mantener cierta cordura, esperar
cosas buenas de la vida, no intentar suicidarse entonces,
vivirán para siempre.

Es un poema de esperanza, en serio.

Aunque me vuelva a casa
habiendo perdido tu amor
como Kerouac

y escriba
este
libro.

Poema de SAFRIKA

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Catálogo Cangrejo Pistolero Ediciones, junio, 2010. Nº, 1.